Desde su aparición, la prensa musical especializada ha estado asociada a conceptos como la alta cultura, derivados del concepto de música culta que surge a partir del siglo XVII y que se ha enfrentado directamente con la conocida como música popular. Esta “música culta” siempre ha estado ligado a las clases sociales medias, la burguesía, y altas. Es por esto que surgen a principios del Siglo XX los términos highbrow y lowbrow, para referirse respectivamente a la “alta cultura” y a la “baja cultura”.

Con el paso del tiempo, las fronteras entre la música culta y popular se fueron desdibujando, o más bien las barreras que permitían el acceso a esta música. El concepto de “música culta”, asociado con lo que ahora se conoce como música clásica, ha desaparecido del imaginario colectivo casi en su totalidad. Sin embargo, las actitudes elitistas de las publicaciones de los siglos XVII y XVIII han seguido vigentes hasta hace apenas una década en lo que al periodismo especializado en música se refiere.

Es en el Siglo XIX cuando aparece lo que podemos denominar como prensa musical. Aquellas publicaciones dedicadas en exclusiva al arte sonoro. Publicaciones como la londinense The Musical Times and Singing-class Circular, fundada en 1844, o Allgemeine musikalische Zeitung, fundada en 1840, son algunos ejemplos de publicaciones musicales surgidas en el Siglo XIX. Con ellas aparecen también las primeras figuras destacadas dentro del periodismo musical, como James William Davison.

Cuando en el Siglo XX la música clásica pierde terreno frente a la música popular, comienzan a surgir publicaciones que prestan su atención a esta última. La explosión definitiva se produce en la década de los años sesenta, cuando la irrupción de The Beatles comienza a despertar un auténtico interés por los géneros rock y pop. A partir de ahí surgen publicaciones importantes como la británica New Musical Express, ahora relegada a un mero folletín mensual gratuito, o Rolling Stone, que dominarán la segunda mitad del siglo XX en lo que a la prensa musical se refiere. Centradas en el mercado de la música anglosajóna principalmente, estas publicaciones serán fuente de inspiración para la prensa especializada española que surge con fuerza en la década de los años ochenta y noventa.

Basada en las publicaciones periódicas anglosajonas, que mostraron su apoyo de una manera completamente abierta al movimiento y la estética punk de la década de los setenta y el Do It Yourself (Hazlo tú mismo), la prensa especializada que surge en España en la década de los ochenta intenta replicar ese espíritu de independencia y de movimiento contestatario político. Si la década de los setenta fue una de las más abiertas con respecto a la música, la entrada del neoliberalismo de una manera feroz en los 80, personificado por Margaret Thatcher y Ronald Reagan, hizo que de aquel espíritu combativo de los setenta solo quedase la estética. Este fue el testigo que recogió Rockdelux, la principal publicación musical periódica escrita en España, fundada en 1984 y que se ha mantenido como referente de la prensa musical escrita en nuestro país hasta ahora.

Esta cultura independiente iniciada en Inglaterra en los años setenta de la mano de bandas como Sex Pistols y más tarde Joy Division o The Fall, y replicada en Estados Unidos a través de otras como Pere Ubu o Devo, tuvo gran acogida en medios musicales de referencia como New Musical Express. A partir de ahí, las publicaciones seguirían esta línea, cada vez más despojada de un componente político que se fue quedando atrás durante la década de los ochenta con la New Wave. Esto provocaría un aumento de la superficialidad en la cultura pop dominante que desembocaría en el apogeo de la música independiente (indie) de la década de los 90 y que dio su mayor esplendor a las publicaciones musicales durante los últimos años de 1990.